Dedicado...

Intento concentrarme... quiero escribir, aunque siempre me resulta más fácil  cuando busco en mi interior algo de que sujetarme, para que el hacerlo, sea un momento de intimidad.

(este apartarme del ruido, me produce una  sensación de libertad que me secuestra)

Y si no es una vivencia, es un roce mágico de mi imaginación, esta imaginación que desconoce fronteras, que juguetea entre lo real y lo absurdo, entre lo presente y lo surrealista, entre la tristezas y las metáforas. Todo vale cuando las palabras se entrecruzan y juegan a encontrarse, para ponerle sentido al sin sentido.

Es necesario escapar para  provocarse un despertar en el sub-mundo de las palabras, esas que cambian de significado según se acomodan los protagonistas o los que no lo son, es que entre mas se entiende el significado de las palabras, menos definen lo que uno siente. Así es que; ni siquiera quiero entenderlas solo procuro detenerlas cuando visualizo entre- letras que me dicen lo que pienso y no deja de sorprenderme, es que ellas me conocen mucho mas, de lo que yo a ellas, ellas no refrenan su voz, ellas no se limitan en parámetros establecidos, ellas se fugan en una noche como esta y no existe orden de detención que las encarcele.

Solo deseo situarme en esa vereda de mi mente y pasar inadvertida de su presencia, para que no me involucren en el delito de pensar, porque si pienso en algo que no quiero decir, de seguro se aprovecharían de ese instante de descuido y dirían lo que siento...y por eso es que me escabullo por los intermedios de las comas y los puntos suspendidos, solo para que ninguna de ellas me sorprenda y me embauque. 

Estoy hoy a la defensiva...lo he notado, es que a veces no encuentro como sentir lo que digo, es que las letras me confunden, esto de estar siempre alerta para no involucrarme...me cansa, es que decir siempre lo que pienso es un deporte que practico desde siempre cuando hablo, pero cuando escribo es diferente, dejo de ser protagonista y ellas toman irremediablemente el control, y casi siempre a la única que exponen es a mi...pensándolo bien, me hacen un favor.

Esto de escribir tiene su dulce magia, mucho más para aquellos que lo hacen porque es su oficio, que sentirán cuando lo hacen, por ejemplo cuando escriben una novela, un cuento, una historia.

Leyendo, para variar, me encontré con la escritora Rosa Montero y dice lo siguiente:

La conmovedora y trágica Carson McCullers, autora de El corazón es un cazador solitario”,

escribió en sus diarios: “Mi vida ha seguido la pauta que siempre ha seguido trabajo y amor - Me parece que también ella debía de contabilizar los días en libros y amantes, una coincidencia que no me extraña nada, porque la pasión amorosa y el oficio literario, tienen muchos puntos en común. De hecho, escribir novelas es lo más parecido que he encontrado a enamorarme, (o  más bien lo único parecido) con la apreciable ventaja de que en la escritura no necesitas la colaboración de otra persona . Por ejemplo: cuando estás sumido en una pasión, vives obsesionado por la persona amada, hasta el punto de que todo el día estás pensando en ella; te lavas los dientes y ves flotar su rostro en el espejo, vas conduciendo y te confundes de calle porque estás obnubilado con su recuerdo, intentas dormirte por las noches y en vez de deslizarte hacia el interior del sueño caes en los brazos imaginarios de tu amante. Pues bien, mientras escribes una novela vives en el mismo estado de deliciosa enajenación: todo tu pensamiento se encuentra ocupado por la obra y en cuanto dispones de un minuto te zambulles mentalmente en ella. También te equivocas de esquina cuando conduces, porque como el enamorado, tienes el alma entregada y en otra parte.

Otro paralelismo: cuando amas apasionadamente tienes la sensación de que, al instante siguiente, vas a conseguir compenetrarte hasta tal punto con el amado que os convertiréis en uno solo; es decir, intuyes que está a tu alcance el éxtasis de la unión fusional, la belleza absoluta del amor verdadero. Y cuando estás escribiendo una novela presientes que, si te esfuerzas y estiras los dedos, vas a poder rozar el éxtasis de la obra perfecta, la belleza absoluta de la página más autentica que jamás se  ha escrito. Ni que decir, tiene que esa culminación nunca se alcanza, ni en el amor ni en la narrativa; pero ambas situaciones comparten la formidable expectativa de sentirte en las vísperas de un prodigio.

Y por último, pero es en realidad lo más importante, cuando estás enamorado locamente, en los primeros momentos de la pasión, estás tan lleno de vida que la muerte no existe. Al amar eres  eterno. Del mismo modo, cuando te encuentras escribiendo una novela, en los momentos de gracia de la creación tan impregnada por la vida de esas criaturas imaginarias que para ti no existe el tiempo, ni la decadencia, ni tu propia mortalidad. También eres eterno mientras inventas historias. Uno escribe siempre contra la muerte".

Me gusto leer esta nota, me imagine estar cerca de alguien y observarla mientras escribe, debe ser un momento muy cautivador verlos crear...si, debe ser un instante para retener en la mente.